Globo terráqueo (Detalle). SED. 2003

SED
por ADRIANA LAURIA

.."Marta Ares plantea desde su acostumbrada indagación multidisciplinaria la necesidad de conectar naturaleza con amor humano, biológico, apasionado, integrando en su poemas imágenes de innegable inspiración erótica… Recuerda que la ecología no debería solamente atender a la Naturaleza-indudable prioridad- sino al espíritu"...

SED
Un estado del agua es el de la sed. En ese estado el agua es deseada, necesitada, anhelada de tal suerte que puede irnos la vida en ello. Y no cualquier agua sirve para saciarla, ella tiene que ser dulce y potable, como el amor.
Esta exposición parte precisamente de un estado amoroso respecto del agua, de un sentimiento de preocupación por su perduración, ahora que todavía no está todo perdido, ahora que parece ser tiempo.
Una serie de acontecimientos llamaron durante 2002 la atención pública. Acompañando a la crisis política y económica desatada en diciembre de 2001, algunas noticias recogían y comprobaban la dificultad de acceder a algunos lagos y ríos patagónicos. La legislación nacional es muy clara al respecto y puntualiza la libertad de acceso a las costas y fuentes naturales, y la obligación de los propietarios de las tierras aledañas a garantizarlo. A la luz de algunas evidentes inobservaciones a estos deberes, como por ejemplo el caso de Lago Escondido –aparentemente superado–, se plantea la necesidad de preguntarnos por la posición que la Argentina tiene en este crítico asunto de los reservorios de agua potable. Ríos, lagos, glaciares, esteros y demás formaciones acuíferas son generosas en nuestro país y constituyen una importante reserva tanto para la supervivencia de ecosistemas naturales como para el desarrollo de la vida humana. Y esta comprobación conlleva hoy –o debería– gran prevención, toda vez que aquello que se vuelve valioso inevitablemente despierta codicias que no reparan en derechos soberanos, garantías de libertad o en integridades culturales, sociales o individuales. La actitud de los estados del mundo no se presenta todavía lo suficientemente responsable, activa y generosa frente a los problemas ambientales. A pesar de tener consecuencias fatalmente “globales”, la administración equilibrada y sustentable de los recursos naturales aún se hace esperar.
En la búsqueda de un modo alentador de plantear el tema, la recurrencia al arte se fundamenta en que, por su intermedio, el hombre se ha interrogado muchas veces por el origen de la vida, además de que en su universo material y simbólico, el agua ha representado infinidad de veces ese principio generativo. Los artistas convocados tienen una estrecha relación con estos planteos, desarrollando en su obra paisajes no sólo físicos, sino también mentales y emocionales.
Marta Ares plantea, desde su acostumbrada indagación multidisciplinaria, la necesidad de conectar naturaleza con amor humano, biológico, apasionado, integrando en sus poemas visuales y videos, imágenes de innegable inspiración erótica. El Río de La Plata funciona como escenario y testigo de una pasión, un amor que es capaz de redimirse con el milagro de la oxigenación del Riachuelo. En otro caso recurre al agua como metáfora del desafío, asumiendo riesgos e invitándonos a acompañarla en esa decisión de “tirarse al agua”. La vinculación con el mundo animal, en el que incluye toda clase de fauna amenazada, sean estos animales existentes, imaginarios o humanos, recuerdan que la ecología no sólo debería atender a la naturaleza –indudable prioridad–, sino también al espíritu, sin descartar las interrelaciones sociales. Una Señal de inundación invoca la debilidad de la civilización cuando las fuerzas de la naturaleza se desatan. Su Globo terráqueo establece la oposición entre pureza y mácula. El cubo blanco remite a la primera, a la vez que supone ese estado ambiguo de la racionalidad que tanto puede engendrar prodigios como pesadillas. Las negras excrecencias funcionan como los bubones de una peste que se derrama sin respetar hemisferios ni ventajas geopolíticas. Mientras los Clones de agua, presuponen la posibilidad de que la ciencia aplicada positivamente, un día copie y multiplique algo que verdaderamente valga la pena. El agua se muestra en sus obras en todos sus estados: sólida, disuelta, conteniendo y contenida, estancada o fluyente, incluyendo a la sangre –ya sea representando esfuerzo o violencia–, como rito, concepto y metáfora, pero siempre estrechamente vinculada a lo humano.
Leo Battistelli sostiene una íntima relación con el río Paraná. Natural de Rosario, su relación no sólo deviene por nacimiento y cultura, sino como elección de vida, fuente de placer, reflexión y aprendizaje. Por eso el barro de las islas ha formado parte de muchas de sus obras y aquí se presenta como una Charca y como un escultórico accidente en Vertiente. En este, el agua es presentada mientras que en aquella es esquemáticamente representada. Este juego entre lo real y lo figurado atraviesa el resto de las obras. Semejando líquido encrespado aparece en los Canales que alternativamente emergen y se esconden recorriendo paredes, develando el anverso de ese sistema que cotidianamente conduce el agua a hurtadillas de nuestra atención. Su materialidad, resuelta en porcelana inmaculada –igual que lo son las aéreas burbujas de Hirviendo–, relaciona a la obra con el estado de pureza, cualidad vital del agua. También incontaminado es el ambiente que necesitan los Líquenes para desarrollarse. Estos organismos, producto de la asociación simbiótica de algas y hongos, son derramados por el espacio expositivo en forma de piezas de cerámica esmaltada, cuya variedad y lozanía, parece poner un alerta frente a la polución y al cuidado de la biodiversidad. En este mismo sentido, Juncos e Irupés, en fuente real o remedada, remiten a especies presentes en los esteros del Iberá y en las cuencas del Paraná y el Uruguay, cuyo conjunto forma uno de los humedales más importantes del mundo, ecosistemas vitales para la provisión y depuración de agua.
Compartiendo espacio y tema, la obra de ambos artistas fluye como caudales que se encuentran y fusionan, sin por ello perder la respectiva especificidad. La muestra pretende constituirse en un oasis del que poder abrevar. He ahí la sed que la provoca.

SED
por Adriana Lauria
Catálogo de exposición
Espacio Contemporáneo 3
Malba
2003